Como ocurría algo muy extraño en aquel barrio, le pregunté a un hombre
que iba corriendo y me explicó, con un
temblor que después supe alevoso, que huía de una enfermedad terriblemente
mortal, de la cual lo más espantoso era que se transmitía cuando uno le hablaba de ella a otro.
Ernesto Santana,
del libro “Cuando cruces los blancos archipiélagos”.
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