EL VAGON AMARILLO

jueves, 3 de abril de 2014

Rock, el sonido de los apátridas


Viejos rockeros cubanos fueron crucificados socialmente. Todavía nadie ha respondido por los atropellos que hubo.

Zeus-band-Hard-Rock-Havana_foto tomada de internet
Zeus-band-Hard-Rock-Havana_foto tomada de internet
LA HABANA, Cuba.-La relevancia de Humberto Manduley como gran estudioso y conocedor de la historia del rock en Cuba es algo que nadie discutiría. Es autor de dos libros de imprescindible cita sobre el tema, “El rock en Cuba”, y “Hierba Mala: una historia del rock en Cuba”; además, ha escrito una enciclopedia que estará muy pronto en librerías. Así, pues, sus análisis y puntualizaciones no podrían faltar en este texto, en cuya segunda parte proponemos un planeo general sobre el drama de los viejos rockeros cubanos, marginados, atropellados, víctimas durante decenios de injusta descalificación, y sometidos a perenne sospecha y acoso. 
CUBANET: Los viejos rockeros cubanos no tuvieron la oportunidad de ser aceptados como lo que eran: individuos apacibles, amantes de la paz y la fraternidad humanas, entregados a una afición que a nadie perjudicaba. Y a pesar de ser víctimas de este ensañamiento gratuito, jamás reaccionaron con roña o con amargura o con violencia. Según tu apreciación como estudioso de su historia, ¿qué les ayudó a mantenerse nobles y hasta un tanto inocentes en medio de la adversidad? ¿De dónde sacaron esa disposición de ánimos tan admirable?
Manduley, Carlos Carnero y Dagoberto Pedraja, de Los Kents - Fotos JHF
Manduley, Carlos Carnero y Dagoberto Pedraja, de Los Kents – Fotos JHF
H. MANDULEY: A veces siento que hay cierta mitificación del “rockero”, siendo éste a su vez un término un tanto impreciso. El rockero es una persona común, que muchas veces solo se distingue de los demás en su afición al rock, la cual puede tener mayor o menor presencia en su vida. Lo de “amantes de la paz y la fraternidad” puede ser cierto en algunos casos y en otros no: hubo personas tranquilas y otras que no lo fueron tanto, o nada, como ocurre en cualquier grupo social. Trato de huir de las generalizaciones. Lo que sí es real, desde mi punto de vista, es que se entregaban (nos entregamos) a una pasión que no perjudicaba a nadie. Por eso es más jodida toda la censura, atropellos y vejaciones que tuvieron (tuvimos) que sufrir. Se vivía en un medio hostil desde casi todos los ángulos (social, familiar, educacional) y la supervivencia fue dictada de diversas maneras, según los casos. Hubo rebeldía, conformidad, hastío y éxodo. Quienes sobrevivieron (o al menos una porción apreciable), lo hicieron tratando quizás de pasar inadvertidos. Y créeme que, después de haber entrevistado a más de 400 músicos que en algún momento hicieron rock en Cuba, no todos están despojados de amargura. Con razón: les hicieron la vida imposible, perdieron sus juventudes, fueron crucificados socialmente. Son heridas que en muchos casos siguen abiertas. Nada se ha hecho para reparar ese daño.
CUBANET: Se ha dicho que en tu libro “El rock en Cuba” intentas responder a la pregunta: ¿Cuál es la culpa del rock cubano? ¿Podrías explicarnos en síntesis cuál es esa culpa?
H. MANDULEY: Es una de las preguntas que esbocé en aquel texto y que todavía me estoy formulando. En verdad la respuesta la deberían dar quienes lo estigmatizaron, porque yo no le he hallado culpa de nada, cuando lo culparon de todo lo que se les ocurrió: “diversionismo ideológico”, música de maricones, penetración cultural, hecha y consumida por delincuentes y apátridas, y un largo etcétera.
CUBANET: ¿Estaríamos de acuerdo entonces en que si hay culpables en la historia del rock en Cuba (que sin dudas los hay), habrá que buscarlos entre los prejuiciados, los dogmáticos, los chovinistas, los mojigatos y los políticos?
H. MANDULEY: Sin dudas. Si hubo alguna culpa (por “algo”, lo que sea) entre los rockeros fueron culpas individuales, y como tales debieron juzgarse: no meter a todos en el mismo saco, ni tachar una música como si fuera la banda sonora del mal. Pero pienso que la culpa mayor, justamente, la tuvieron todos esos que mencionas: los prejuiciados, los dogmáticos, los chovinistas, los mojigatos y los políticos. Porque les hicieron la vida un yogurt a mucha gente. Y todavía nadie, absolutamente nadie, ha respondido por esos desmanes.
MANDULEY: Además de estudioso y profundo conocedor de la historia del rock en Cuba, formaste parte del equipo de Venus, una destacada banda habanera de rock. ¿Cuál fue tu experiencia como rockero, desde la perspectiva de la aceptación social? ¿Tenían acceso a los medios de difusión, contaban con algún tipo de apoyo o simpatías en el ámbito oficial?
Libro _Hierba Mala una historia del rock en Cuba_, de H. Manduley = Foto JHF
Libro _Hierba Mala una historia del rock en Cuba_, de H. Manduley = Foto JHF
H. MANDULEY: Bueno, aquí hay una confusión. Nunca fui parte de Venus: no soy músico. Fui un colaborador externo. Entre 1982 y 1985 escribí textos de canciones para ellos, junto con las líneas melódicas: yo les tarareaba los temas en los ensayos, les señalaba una estructura general (entradas, cierres, ciertos brakes) y ellos iban buscando las notas, haciendo los arreglos. Pero no integré el grupo, aunque sí estuve muy cerca en esos años. En cuanto a aceptación social, fueron tiempos bien jodidos. No es un secreto que Venus estuvo en la mirilla de funcionarios, policías, gendarmes del pensamiento, y cuanto tarado se le ocurrió opinar malévolamente sobre ellos. Tanto es así que terminaron por desintegrarlo a base de presiones de todo tipo. Incluso existe un folleto del Centro de Estudios sobre la Juventud (perteneciente a la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC) donde la cantidad de tonterías y falsedades que escribieron sirvieron para señalar al grupo como algo malsano, cuando lo único malsano eran los cerebros e intenciones de quienes escribieron aquello. ¿Acceso a los medios? Ninguno. Al final de su trayectoria, un estudiante uruguayo (Alejandro Bazzano) de la Escuela de Cine les hizo un documental, pero ya era tarde.  
CUBANET: ¿No te parece que de haber contado con una acogida más civilizada en Cuba, el rock habría aportado mucho más al enriquecimiento de nuestra música y de nuestra cultura en general? ¿Acaso el propio rock no pudo enriquecerse con el aporte cubano, como ocurrió con el jazz? ¿Por qué razón sería aceptado el jazz y rechazado el rock?
H. MANDULEY: Totalmente de acuerdo, aunque esto no pase de ser una apreciación subjetiva. No tenemos forma comprobable de saber qué habría o no habría pasado en otras circunstancias. Puedo suponer que Cuba habría aportado al rock, pero eso no es un axioma. Otros países, donde  el rock no sufrió los embates que sufrió en Cuba, no han “aportado” exactamente al género, más allá de gestar escenas nacionales con determinadas dosis de libertad y aceptación. Por otra parte, el jazz en Cuba (como ocurrió y sigue ocurriendo con determinados géneros musicales) fue bien recibido por unos sectores y mal por otros. Concretamente, el jazz no tenía problemas en Cuba antes de 1959, salvo discrepancias entre algunos músicos, periodistas.  Después de 1959, cuando empezaron sus problemas, algunos le buscaron coartadas  extra musicales. O tal vez sucedió que los amantes del jazz estaban mejor ubicados en el aparato institucional de entonces. A fin de cuentas, eso de las censuras y prohibiciones es un proceso que tiene una larga historia en la música hecha en Cuba, lo cual –de paso- no justifica lo que se hizo contra el rock, sus cultores y simpatizantes.
CUBANET: ¿Tus libros “El rock en Cuba” y “Hierba mala…” han sido publicados en Cuba? ¿Existe la posibilidad de que en fecha cercana te publiquen aquí la enciclopedia del rock en Cuba que tienes en preparación?
H. MANDULEY: “El rock en Cuba” se publicó en 2001 gracias a las gestiones directas y el interés personal de Noel Nicola, quien dirigía entonces Ediciones Atril. Tuvo una desastrosa comercialización y bueno, ya ni se encuentra, pero siempre le agradeceré a Noel la confianza que tuvo para sacar ese libro. “Hierba Mala: una historia del rock en Cuba” es una edición independiente, está ya a la venta en Amazon, y espero gestionar satisfactoriamente su publicación en Cuba, así como la de “Parche” que es esa enciclopedia que citas. Hasta ahora he hablado con un par de editoriales, y los obstáculos mayores son de orden logístico (falta de financiamiento para imprimir en poligráficos), aunque espero que se pueda resolver. El lector cubano (tanto el residente en la isla como el que vive fuera) es su destinatario natural.
NOTA: El libro “Hierba Mala: una historia del rock en Cuba”, de H. Manduley, está disponible en formatos impreso y digital en: http://www.amazon.com/Hierba-Mala-historia-Spanish-Edition/dp/0991133609

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