EL VAGON AMARILLO

viernes, 7 de marzo de 2014

ORACIÓN DE JONÁS


Bienaventurados los que vienen y van
pero siempre se quedan, aun náufragos y tristes,
aun manchados o ciegos o locos de dolor.
Bienaventurados los que mueren y viven
y jamás se fatigan de renacer
y no se cansan de ser uno y ser otro.
Bienaventurados los que van
de la luz a la sombra sin palidecer
y de la sombra a la luz sin perdernos:
los que aman lo mínimo, lo bello, lo áspero,
la luna, las olas o solamente a ti.
Bienaventurados los labios de la herida
que abre una estrella fugaz en el cielo.
Bienaventurados los que van y vienen sin
quedarse.
Bienaventurado el que guarda su puñado de tierra
y atesora algún mínimo hilo de viento.
Bienaventurada la brisa que no quiere ser
tormenta
y la semilla en que se mira el árbol hacedor.
Bienaventurado quien no odia el dolor de vivir
porque a él la muerte no le arrancará los ojos.
Bienaventurado quien halla aquí el mundo
y al infinito ahora, el eterno forastero de sí
mismo,
el náufrago insalvable. Bienaventurado
quien se arranca con la máscara el rostro.

Ernesto Santana, del libro “Escorpión en el mapa”.



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